CSI Las Vegas y sus hermanas

Cuando tenga tiempo, hablaré largo y tendido de CSI:Crime Scene Investigation (la original, rebautizada en España como CSI:Las Vegas), sólo quiero escribir una pequeña introducción a lo que va a ser este blog.

Antes de nada, aclarar que no soy fan de la TV. Más bien soy de esa rara especie que le molesta la tele de fondo, salvo que expresamente desee ver algo. Lo cual sucede muy pocas veces y eso que soy de las de plataforma digital con sobredosis de canales, muchos de los cuales ofrecen gran variedad y calidad.

Lo que de verdad me encanta es el cine y por mucho que me apasionan los DVDs llenos de extras (los de verdad, no las entrevistas promocionales al casting), ver las películas en pequeño, con sonido normal y en calcetines y bragas, hace que pierda gran parte de su magia. En los últimos años, cuántos más productos televisivos se producen, más ermitaña me vuelvo y ya casi ni veo lo que antes me sentaba delante de la TV: las películas, el fútbol, los documentales (no los de animales como los culturetas, me encantan los de cine, moda, descubrimientos, historia, etc) o los anuncios (me chifla el marketing publicitario). De vez en cuando algún partido interesante me despierta del letargo, pero ya es que ni veo en directo las series que sigo. Prefiero comprármelas en DVD y verlas cuando tenga tiempo, incluso en el ordenador, no esclavizada a las audiencias y el primetime.

El tema de este blog es una serie, bien, hablemos de ellas. De series de TV que haya seguido de principio a fin, salvo las que veía de pequeña (bendita inconsciencia), no recuerdo más que 5, en este orden: Expediente X, Twin Peaks, CSI:Las Vegas, Millennium y Doctor en Alaska [Northern Exposure]. Lo he intentado con alguna más pero no he pasado de un par de capítulos. Soy muy exigente como seguidora de una serie: no pido sólo que me entretenga, esté bien hecha, bien interpretada, sea coherente, trate un tema interesante... (con lo cual se descarta el 100% de las series españolas habidas y por haber)... una serie me tiene que llegar al alma. Me tiene que dar vueltas en la cabeza, me tiene que hacer pensar, meditar, desear que evolucione y desear analizar toda esa evolución.

CSI:Las Vegas tiene esos ingredientes, aunque un poco más light que mis otras series favoritas. Es un producto de masas en su concepción, planteamiento y ejecución, no en vano viene con el sello Bruckheimer, garantía de éxito y de ruido, mucho ruido (real y metafórico). Es una serie de culto tamizada un poquito para ser más digerible por el gran público que adora los personajes multidimensionales (esos que nos cuentan su vida, tienen 3 mujeres, 10 amantes, 15 ex-amantes, problemas con las drogas, un precioso adosado en las afueras de Nueva York con un perro y son columnistas de algún prestigioso diario norteamericano), las relaciones personales, las situaciones comunes y los tópicos. ¿Hay algo malo en que te guste todo eso? No, ¿por qué va a haberlo? Simplemente, a mí me entra por un oído y me sale por otro el concepto clásico de "serie".
Me encantan los personajes autistas, con su punto de outsider rebelde, incapaces de tener relaciones personales, centrados en una obsesión, con un sentido del humor negro, irónico, despierto. Que son complejos y cuesta descifrarlos, cuya personalidad se va desgranando, con paciencia y mucha lentitud, a veces incluso cuando crees que los conocen, vuelven a esconderse en su caparazón. Personajes como Gil Grissom, como Fox Mulder, solitarios, melancólicos, incomprendidos, viviendo en su burbuja impenetrable, tan necesitados de compañía, de amor, de una vía de escape.

Es lo que la diferencia de todas las demás series que conozco. CSI: Las Vegas tiene grandes personajes y actores muy solventes. Te atraen sin contarte su vida. Con cuentagotas hemos ido viendo sus miedos, sus problemas, sus intimidades. Pero los hemos intuído, señal de que es una serie que considera a su público inteligente.

Bien, esta serie merece un análisis y eso es lo que voy a hacer, desgranar capítulo a capítulo, igual que hago en mi web de Expediente X, aunque aquí sí espero actualizarlo a menudo.

¿Y sus hermanas?
CSI:Miami me encanta, es la monda. Dicen y hacen tantas tonterías en 45 minutos que es imposible no verla y acabar de buen humor. Por supuesto no la puedo analizar como serie, no dudo que no se toman en serio ni ellos mismos y que ésa es la razón de su éxito. Es una loca mezcla entre culebrón venezolano, Corrupción en Miami [Miami Heat] y el cine de los 80 (en especial las Junglas de Cristal y entretenimientos similares). Es divertida, tonta, sentenciosa (¿quién no se ha reído con las muecas de H y sus mil-y-una-maneras-de-ponerse-unas-gafas-de-sol-mientras-ladea-la-cabeza-y-mira-a-la-camara-y-suelta-una-frase-lapidaria?), cool, sexy, trendy, mestiza, desvergonzada. Desde luego, no haría un análisis de ella ni me gastaría el dinero en comprármela en DVD, pero resulta un entretenimiento sano y sin pretensiones.
Luego está la hermana pedante, la que intenta ser buena, prestigiosa, compleja, intelectual, moderna, urbanita y todas las chorradas que se os ocurran. Sí, hablo de CSI:Ladrillo, digo de CSI:New York, que empieza con una sintonía que me encanta (la canción Baba O'Riley de los Who, la mejor de las tres), pero la ilusión acaba nada más ves los primeros fotogramas. Es todo tan forzado, tan "esta serie es la definitiva, no es la que le gusta a los geeks ni la frívola, es la seria, la adulta, la de los personajes complejos, con traumas universales", taaaaaan forzado que resulta ridículo. Es una serie hierática, con unos personajes planísimos, llenos de tópicos, esforzándose por ser tan interesantes y por abordar sus relaciones y sus problemas con una óptica tan newyorkina, tan racional, tan aburrida en definitiva. Soporté la mitad de la primera temporada, y porque reponían luego CSI:Las Vegas y con la excusa me quedaba, pero no merece ni una línea de comentario.

Espero que si has llegado hasta aquí y te gusta CSI:Las Vegas, disfrutes leyéndome tanto como yo analizando y escribiendo